LA MANGUERA QUE NOS UNIĂ“ de Elena GarcĂa
Existen tres tipos de personas: las que cuando juegan con fuego se queman, las que aprenden a no quemarse y las que se mueren de frĂo.
CAPĂŤTULO 1
Son más de las doce y el encargo que hice a la distribuidora sigue sin llegar. Llevo más de dos semanas esperando a que me envĂen un paquete con medicamentos importantes y aquĂ no aparece nadie con ellos, y lo peor de todo es que cada vez que entra un cliente y se marcha con las manos vacĂas, sĂ© que no volverá. Los he llamado infinidad de veces y me dan largas continuamente. Como a ellos esta situaciĂłn no les está generando pĂ©rdidas… Si ya de por sĂ el negocio me va mal, esto sin duda lo empeorará.
Salgo del mostrador aprovechando que no hay nadie y repongo los productos de higiene que se ha llevado la Ăşltima persona que entrĂł. Alzo la mirada y vuelvo a fijar mis ojos en caja de las bolas chinas. Llevo vendiĂ©ndolas en la tienda más de seis meses y cada vez llaman más mi atenciĂłn. Las ofrezco como ejercitadores de suelo pĂ©lvico, para mujeres que acaban de dar a luz o que tienen algĂşn problema de incontinencia, pero mi mente no deja de llevarlas a otro lugar. Mi amiga Lucrecia se las comprĂł en un Sex-Shop hace como tres años y dice que es de lo mejorcito que ha probado, y eso que de esto tiene un buen arsenal. Yo, en cambio, en el tema sexo siempre he sido muy tradicional. Quizás mucho más de lo que deberĂa, y nunca he llegado a probar nada fuera de lugar. Mi expareja quiso experimentar conmigo en la cama, y siempre me neguĂ©, asĂ que nunca he ido más allá de las cuatro puñaladas de carne, y asĂ me fue. En cuanto tuvo la oportunidad, me dejĂł por otra. Por mi vecina para ser exactos. Por lo visto y segĂşn llegĂł a mis oĂdos despuĂ©s, va contando por ahĂ que esa sĂ que se la chupa bien. Como si yo le hubiese hecho eso alguna vez… ¡QuĂ© asco!