Reencuentro

Dayana se daba los últimos retoques de maquillaje, en el baño del trabajo. Un poco de colorete en los pómulos, una sombra de tono medio, color dorada en los párpados y una más oscura en las cuencas, difuminando ambas que se integraban entre sí.

Su pelo oscuro, a lo afro cayendo en caracoles pequeños sobre sus hombros, a sus veinticinco años, le daban un toque muy juvenil. Se miró al espejo, quedó satisfecha del resultado, y dando una vuelta alegre y graciosa, se encaminó a la recepción de la oficina, con la sorpresa, de que Lucía ya había llegado.

—¡Qué sorpresa! Pensaba que aún no habías llegado —dijo Dayana, desplegando una gran sonrisa, al tiempo que abrazaba con cariño a su amiga.

—Ya sabes, soy muy discreta y silenciosa —replicó casi en un susurro Lucía, mientras se abrazaban.

La alegría y optimismo de Dayana, se mezclaba con la luz y dulzura, que siempre despedía Lucía que, con su pelo liso color caoba, cayendo sobre sus pechos, mostraba un rostro radiante. Su cara finita, adornada por unos ojos de color claro muy luminosos, que hacían juego con su sonrisa de arcoíris, y sus labios también finos y con unas suaves curvas muy sensuales, otorgaban a Lucía, una imagen de una belleza exquisita. Dayana era consciente de todo esto, por lo que no pudo evitar, dejar un delicado beso, sobre la mejilla derecha de su bella amiga.

—¡Qué alegría volver a verte! —dijo en tono alto y alegre Carla, al fondo del pasillo, saliendo de su despacho.

Al tiempo que se saludaban con un par de besos, Carla y Lucía, se abrazaban de manera, algo tímida.

Entre risas y una conversación muy distendida, las tres mujeres departieron un rato agradable.

Era viernes, por lo que los ánimos entre ellas, eran algo más alegres de lo normal. Por delante tenían un nuevo fin de semana, para disfrutar de su tiempo libre.

—¿Vamos a tomar algo rápido, te vienes con nosotras? —dijo con entusiasmo Dayana, ante la cara de aprobación de Lucía.

—Tengo trabajo pendiente, un par de expedientes, que tienen que estar listos para el lunes a primera hora —replicó con rostro de resignación Lucía.

—¿Y mañana qué haces? —preguntó con interés Lucía.

—Pues como todos los fines de semanas, desconectar del trabajo, entre series y alguna película en casa —contestó con gesto y cara de conformidad Carla.

—¿Te gustaría salir con nosotras mañana por la noche? Puede que sea bueno también desconectar por un rato, de tus pelis y series en casa —dijo entre risas Dayana, que contagió a las tres, en sonoras carcajadas.

Después de una despedida efusiva, entre besos y abrazos, se despidieron, con la intención de salir las tres a divertirse, al día siguiente.